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Mostrando entradas de mayo, 2021

INDEPENDENCIA. JAVIER CERCAS

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  INDEPENDENCIA. JAVIER CERCAS             En febrero de 2020 publiqué mis comentarios sobre Javier Cercas y su novela Terra Alta . Ésta es una continuación en el sentido de que tiene casi los mismos protagonistas (salen muchos de los que aderezaron el anterior plato), completa alguna de las historias que allí aparecían y poco más. Degustación agradable, bien condimentada y cocinada, no en vano Cercas es un magnífico cocinero. Me encanta como aprovecha el más mínimo resquicio para publicitar en ésta su anterior obra. Bien. Nada que objetar.             Coincido con el protagonista en la aplicación de la justicia, aún a costa de pasarse la ley por el forro de los fogones. Desafortunadamente estos dos conceptos: ley y justicia, no van de la mano siempre, ni siquiera en los países que se tildan de más democráticos, así que uno no puede por menos que congraciarse con los justicieros (ojo, no todos ni en todas las circunstancias, no futen, que dicen los catalanes) que esquivan un poco

EL AGENTE SECRETO. JOSEPH CONRAD

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  EL AGENTE SECRETO. JOSEPH CONRAD Cosas del subconsciente. Termino de leer una historia de agentes secretos ( Tomás Nevinson de Javier Marías ) y, sin ser consciente de ello, rebusco por los libros de las estanterías y me decido por Joseph Conrad y su Agente secreto . Y eso que procuro cambiar de tema, pero esta vez no fue así. Esta vez el criterio de búsqueda fue el grosor. No quería otro tomazo de más de 500 páginas, así que empecé a mirar libros más delgaditos. 335 tiene mi ejemplar de El agente secreto y era, además, uno de los libros que tenía en mi lista de lecturas obligatorias pendientes desde años ha. Publicado a principios del siglo XX se desarrolla en los últimos años del XIX, en el Londres de la revolución industrial. Parece, por lo que Conrad dice en el prólogo de la edición, que no tuvo muy buena acogida y que “ algunas críticas surgían de la suciedad moral y sordidez del relato” . Tal parece que el tema de los “ofendiditos” no es vicio de la pacatería que nos invade