INDEPENDENCIA. JAVIER CERCAS
INDEPENDENCIA.
JAVIER CERCAS
En febrero de 2020 publiqué mis comentarios sobre Javier Cercas y su novela Terra Alta. Ésta es una continuación en
el sentido de que tiene casi los mismos protagonistas (salen muchos de los que
aderezaron el anterior plato), completa alguna de las historias que allí
aparecían y poco más. Degustación agradable, bien condimentada y cocinada, no
en vano Cercas es un magnífico cocinero. Me encanta como aprovecha el más mínimo
resquicio para publicitar en ésta su anterior obra. Bien. Nada que objetar.
Coincido con el protagonista en la aplicación de la
justicia, aún a costa de pasarse la ley por el forro de los fogones.
Desafortunadamente estos dos conceptos: ley y justicia, no van de la mano
siempre, ni siquiera en los países que se tildan de más democráticos, así que
uno no puede por menos que congraciarse con los justicieros (ojo, no todos ni
en todas las circunstancias, no futen, que dicen los catalanes) que esquivan un
poco las leyes cuando es necesario. Melchor
Marín, el protagonista, me deja, en ese sentido, el mismo agridulce sabor
de boca que algunos de los detectives de mis muy queridos Chandler y Hammett.
Plato recomendable para los amantes de las historias de calamares
en su tinta (o jibia con su propia tinta que, para mi gusto, supera la negritud
y sabor de la del calamar). Ahora una anécdota.
En la página 215 Cercas
nos dice:
En
una escena de un western…un vaquero le pregunta al encargado del saloon: “¿Tú
has estado alguna vez enamorado?”. “No” contesta el encargado, “Yo siempre he
sido camarero”.
En la página 393 (última de la novela) repite más o menos
el mismo diálogo. Yo ya conocía ese intercambio de pregunta - respuesta de una
canción de Sabina (El café de Nicanor) que dice:
…y
el último disparate de Nicanor, que cuando le preguntaron si había estado
enamorado, como es un hombre sincero, yo, no señor, contestó, yo siempre fui camarero.
Tenía
yo por una feliz humorada de Sabina la letrilla antes citada, así que
sorprendido y curioso me puse a buscar su origen y, claro está, con la
inestimable ayuda de san google (bendito sea por siempre) di con la fuente. Un
western de 1946 dirigido por John Ford
y titulado originalmente My darling
Clementine, que en España devino en Pasión
de los fuertes. El diálogo es como sigue:
-Wyatt
Earp (Henry Fonda): “Marc, ¿nunca has estado enamorado?”
-Marc:
“No, he sido camarero toda mi vida”.
Buen provecho.
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