SONETO MODERNISTA

     Ya comenté otro día que estoy asistiendo a unas relajantes clases de literatura del siglo XX. En los días pasados leímos y hablamos sobre el modernismo. Ya publiqué en este blog algún comentario sobre la Sonata de primavera de Valle Inclán.

    Estamos ahora ya con la generación del 98, pero el profe, fiel al sadismo que caracteriza a los pertenecientes a esa especie, nos puso deberes para estas vacaciones: hacer una poesía con tintes modernistas y leer Niebla de Unamuno, con los comentarios que consideremos oportunos.

     Después de mucho romperme la cabeza, tras mil y una tachaduras y las enmiendas subsiguientes, publico ahora un soneto, sólo para dejar zanjado uno de los trabajos.


Flamígeros rayos de luz aciaga
temblando en el orbe;  azul desbordante
de cielos estrellados por la saga
de Eros y Afrodita en su ara radiante,

flanqueada por alados querubines
rubicundos, de mofletes perlados,
de arrecifes plagados por delfines
que ruedan un corro de elfos salados

Por dulces sirenas de aúreos cabellos,
con colas de plata y senos tan bellos,
con voz cristalina que anima al grito

a nautas incautos, que sueñan mitos
de esos antiguos dioses vengadores,
con ninfas, gorgonas y ogros traidores.



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