El halcón maltés

     Hace un par de días volvía a ver El halcón maltés, película basada en una novela de Dashiell Hammett del mismo título. Una versión realizada en blanco y negro por John Ford en 1941, en la que el papel del detective Sam Spade está protagonizado por Humphrey Bogart. Vovió a gustarme casi tanto como la novela (soy un adorador de Dashiell Hammett, de su Agente de la Continental, La llave de cristal,  El hombre delgado, etc, etc).

     
Debo ser que me voy volviendo más tiquismiquis con los años (más "repunante" en el sentido en que aplicamos  en Asturias ese término), pero no me terminó de convencer la actuación de Bogart; en ocasiones me pareció sobreactuado y en otras demasiado, no se muy bien como definirlo, demasiado meloso. Soy consciente del grave problema que para eso representa el tema del doblaje de las películas y es posible que los diálogos originales en inglés no contengan esos defectos, En fin, que no me llenó.

    
 El final difiere, para bien, en la película. Effie, la secretaria eterna enamorada de Spade, le pregunta de qué está hecha la estatuilla del halcón, objeto por el que en la historia se asesina y engaña, y él le responde con una frase que no figura en el texto original: del material con que se forjan los sueños. Maravilloso hallazgo del guionista, ya que se suponía que el halcón era de oro y joyas preciosas y resultó ser de simple plomo.

     En cualquier caso, excelente película y más excelentes novela y autor. Si no lo conocéis, nunca es tarde para degustar sus increíbles relatos. Si después de digerirlos os quedan ganas de seguir con el vicio negro, nada mejor que acudir a otro clásico del género, Raymond Chandler.  Los banquetes serán perfectos.

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