LA ÚLTIMA CENA
Judas
era el tesorero del grupo; todo el dinero de las colectas y donaciones pasaba
por sus manos y todos los pagos eran su responsabilidad. Cuando, después de
cenar, le presentaron la factura dio un respingo; todos los colegas se habían
pasado de vueltas, sobre todo con el vino y las copas: champán francés, wiski
de 25 años, en fin, como si no hubiera un mañana y ésta fuera la última cena.
Le
faltaban 30 monedas de plata, así que, fiel creyente de las enseñanzas del
maestro y convencido de su resurrección, para poder pagar fue a venderlo a los
sacerdotes por esa cantidad, para que nadie pudiese pensar que Jesús era un
pufista.
Comentarios
Publicar un comentario