LOS CAMBIOS CLIMÁTICOS 2



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Más sobre los cambios climáticos
4 de Febrero del 2019 - Lope Calleja (Oviedo)


Hace unas fechas envié a este diario un artículo bajo el título "Los cambios climáticos" que fue publicado en su edición digital el 19 de septiembre de 2018. El pasado lunes día 28 de enero asistí a la interesantísima conferencia que Tomás Emilio Díaz, catedrático de Botánica de la Universidad de Oviedo, impartió en el Club Prensa del diario en la que, entre otras cosas, habló de la influencia del calentamiento global sobre la flora asturiana.
En el turno de preguntas, las emitidas por uno de los presentes me parecieron inspiradas, en parte, por la lectura de ese anterior artículo, aunque me dio la impresión de que posiblemente mis comentarios no habían sido interpretados en la línea que yo pretendía. Asumo eso como uno de los defectos de conexión entre ideas, escritura, lectura e interpretación de la misma.
Voy a repetir, a guisa de recordatorio o información para los que no lo leyeron, las ideas centrales:
¿Es cierto que actualmente la Tierra está experimentando un cambio climático? Sin lugar a dudas, sí.
¿Se está produciendo un calentamiento global que traerá importantes consecuencias? En un cierto tiempo (relativamente corto), sí.
¿Somos los humanos responsables del cambio climático? Con absoluta seguridad, no.
Pero, ¿contribuimos los humanos al cambio climático? Pues también con absoluta seguridad, sí.
¿Podemos los humanos impedir el cambio climático? Con el actual estado del conocimiento, no, de ninguna manera.
Aunque ¿es posible que logremos ralentizarlo, aunque sea un poquito? Sí, con total seguridad, pero sin venirnos arriba.
Bien, esos eran los interrogantes y las respuestas que yo creo para cada uno de ellos. No cabe la menor duda de que desde hace unos 12.000 años (aproximadamente) el planeta se está calentando (no por iniciativa humana) y que ese calentamiento se ha disparado en los últimos 200 años (aquí sí que la responsabilidad de esa aceleración es por completo humana: la revolución industrial y la superpoblación).
También es cierto que, si se mantienen las circunstancias actuales, la tasa de calentamiento aumentará, con las funestas consecuencias que eso tendrá para especies de todo tipo. Pero, volviendo a la última de las preguntas anteriores, honradamente creo que, hoy por hoy, poco podemos hacer. Soy un convencido pesimista en ese aspecto. Hacen falta cambios mucho más drásticos, no para revertir el calentamiento, cosa que creo actualmente imposible, sino simplemente frenarlo.
¿Esta profunda convicción implica no hacer nada? Por supuesto que no, ya que sí opino que son imprescindibles toda una serie de cambios de hábitos, unos, queramos o no (los combustibles fósiles no son inagotables) y otros impuestos para poder sobrevivir como especie: la Tierra es finita, sus recursos son finitos y en ella caben un número finito de humanos a los que alimentar y vestir. Puede que al ritmo actual ese límite esté en 100, 200 o 500 años, o más, ¿qué importa?, pero hay un límite. En algún momento habrá una frontera que, de seguir las condiciones actuales, no podremos cruzar. Lo que está claro es que cuanto más avancemos en el conocimiento y en el aprovechamiento sensato de los recursos, unido a la mejora de los estándares de vida, mejor para la especie.
Hay otro factor que no depende para nada de nosotros: ¿Cuánto durará el calentamiento global?, pues no lo sabemos. Puede haber causas geológicas, como la explosión de uno de los megavolcanes actuales (Yellowstone, por ejemplo) que provocaría un enfriamiento generalizado durante un periodo de tiempo difícil de precisar. Pero no sabemos cuándo ocurrirá.
También una de las causas que se invoca para la alternancia de eras glaciales y cálidas (la inclinación del eje de la Tierra respecto al Sol) podría revertir la situación actual y volver a una nueva glaciación. ¿Cuándo?: ni idea; es posible que geológicamente pronto, pero eso pueden ser 100 años, 1.000 o 10.000.
Mientras tanto veremos cómo los hielos perpetuos se derriten y como el mar avanza sobre la tierra emergida (transgresión marina), con todos los cambios que eso implicará en las zonas costeras, no solo en los fenómenos de erosión, sino también en las zonas habitables. Hace unos 12.000 años las costas estaban lejos de donde ahora están, ya que la última glaciación cuaternaria provoco un importante descenso del nivel del mar (regresión). Anny Cazenave, directora de Ciencias de la Tierra del Instituto Internacional de Ciencias del Espacio, decía en una entrevista reciente ("El País", 31/01/2019) que la subida del nivel del mar se está acelerando provocando, de momento, la erosión de la costa y salinización de acuíferos.
Los cambios climáticos, más o menos bruscos, rápidos, en distintas áreas, provocarán la desaparición en ellas de algunas especies, las migraciones obligatorias de las que puedan, la vuelta o preeminencia de otras; cambiarán los ecosistemas actuales (ya está pasando), ¿quién nos dice que no volverán los arrecifes coralinos a las costas cantábricas?. El Profesor Tomás Díaz contestó a una de las preguntas que se le hicieron diciendo que quizás desaparecerían las pomaradas asturianas, pues eso.
¿Qué hacer en el ínterin? En mi opinión, como dije antes, avanzar en el conocimiento, confiar en que la ciencia encontrará soluciones para nuestra supervivencia como especie; dejar de lado los cantos demagógicos de políticos incapaces de hacer nada o de apóstoles ecologistas de lengua envenenada (gracias Sabina). Pero, eso sí, poner cada uno nuestro granito de arena en la preservación de TODOS los recursos posibles, en el consumo responsable y, en la medida de lo posible, disfrutar de la VIDA, así, en mayúsculas ambas cosas.

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