JAVIER CERCAS. TERRA ALTA



Hace un par de entradas me enrollé con el tema del previsible inmediato descubrimiento del asesino cuando estamos llegando al final de las novelas de misterio. No sé si alguno es seguidor de la serie The Big Bang Theory (confieso sin el más mínimo pudor que yo sí lo soy e incluso no me importa ver capítulos repetidos -supongo que es parte del porcentaje de ramalazo friki que me toca-). Pues bien, en esa serie, uno de los protagonistas, Sheldon Cooper, un físico teórico más rarito que un burro a cuadros (y con esto no quiero decir que todos los de esa disciplina lo sean, aunque me parece que sí una amplia mayoría) tiene una frase que repite cada vez que le da un corte a alguien; dice “zas en toda la boca” que supongo que será una extensión no apocopada de zasca (ZAS en toda la boCA). Pues eso me acaba de pasar a mí.



Javier Cercas, con su novela Terra Alta, ganadora del premio Planeta 2019, me acaba de dar un zasca. En esta novela el asesino se descubre en la página 289, ¡cuando todavía quedan más de 80 páginas para terminar el relato! Y con eso ¿se hace el resto aburrido? Pues para nada. Se aclaran toda una serie de flecos, surgen ampliaciones y correlatos que amplían considerablemente la historia, hasta llegar, como no, a un agridulce final que, en mi opinión, es como deben terminar este tipo de novelas. Novela, por lo demás, perfectamente digerible para un día con el paladar dispuesto a todo.






Y ya que el Pisuerga pasa por Valladolid, un brevísimo comentario sobre el llamado “premio Planeta”, que sí lo es, y además pecuniariamente muy jugoso para los ganadores. Me parece bien que una editorial de grandes ventas premie relatos por encargo de escritores consagrados o al menos (re)conocidos (opino que es la línea que siguen en Planeta desde hace bastantes años), pero tampoco estaría mal que se premiasen “jugosamente”, dándoles también una alta difusión, obras de escritores menos conocidos o noveles que reúnan requisitos adecuados (aunque, no necesariamente tan mínimos como algunos de los premios Planeta concedidos), es decir, que sea un premio competitivo de verdad, premiando la mejor obra, no necesariamente la o las de “encargo”.

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