CHARLES VAN DOREN



Hace años había visto yo la película “Quiz Show”. No sé si la recordareis. Trataba sobre un concurso de una televisión norteamericana en la que un participante, miembro de la alta sociedad y respetado profesor, llega a un arreglo con la dirección del programa para ganar con trampas: le decían las respuestas antes de la grabación. Bien creía yo que era una pura ficción y héteme aquí por donde, cuando años después me enteré que estaba basada en un hecho real. La película, de 1994, dirigida por Robert Redford y con las excelentes interpretaciones de Ralph Fiennes y un (como casi siempre) histriónico John Turturro, entre otros, relata la historia real de Charles Van Doren, brillante hijo de una familia ilustre de profesores y escritores, que se dejó corromper, allá por los años cincuenta, en el amaño antes indicado, por el que cobró una importante cantidad de dinero.


Tan ilustre personaje falleció el año pasado a la provecta edad de 93 años.

¿A qué viene todo esto? Pues a que en estos días de encierro he finalizado uno de sus libros (escribió varios durante la apartada vida de semirreclusión que llevó después del escándalo). Un libro de divulgación: Breve historia del saber. Cuando lo empecé tiempo ha (espacié su lectura a lo largo de varios meses) no relacioné al autor con el protagonista de la película y la historia que en ella se cuenta. La editorial se cuida muy mucho de mencionar nada del tema en la breve, brevísima, presentación del autor, que hace en la solapa. Bueno, tampoco tiene porque hacerlo. Agua pasada no mueve molino y pelillos a la mar. Además, no tiene nada que ver el pasado de una persona con su quehacer escritor, o pintor, o músico o cualquier otra manifestación no militante o de su vida profesional, al menos así lo pienso y creo haberlo dicho ya en alguna ocasión anterior.

Al hilo de esto, un breve paréntesis. Hace unos pocos meses se desató una tormenta (en vaso de agua, eso sí) sobre si el complejo de la antigua Universidad Laboral de Gijón debería ser incluida, por su valor arquitectónico, en la lista de Patrimonio Mundial de la Unesco. Pues bien, unos cuantos de los de la boina a rosca (entre ellos el Consistorio gijonés, es decir el partido gobernante: PSOE con el apoyo de otros) rechazó la candidatura por el origen franquista de la obra. Más tarde rectificó. Menos mal. Y uno se pregunta ¿habría que quemar libros y cuadros y destruir estatuas de artistas que, ni en su momento, ni ahora, fueron políticamente o socialmente “correctos” o directamente delincuentes, arrasar palacios de reyes absolutistas, destruir las pirámides de Egipto, fruto del trabajo esclavo ordenado por despóticos faraones-dioses, etc.? Siempre ha habido paletos y siempre los habrá, pero en estos tiempos de cogérsela con papel de fumar, de pensamiento casi único, de acriticismo, su porcentaje ha aumentado de manera desmesurada. Si volasen no nos dejarían ver el sol (os suena de algo, ¿verdad?).

Vuelvo a aprendiz de maleante Van Doren. Su Breve historia del saber no es, evidentemente, la biblia de nada; está lleno hechos ciertos adobados de apreciaciones y juicios de valores del autor. Deja ver sus filias y fobias. Pero ¡ojalá lo leyese todo el mundo! A nadie le vendría mal el barniz que deja. Rompe mitos y abre ventanas, aunque no hay porque coincidir con algunas de sus opiniones. Se agradecen párrafos con citas de autores, como, por ejemplo, la que hace de una obra de Montaigne que sigue (pág. 226),

Estamos completamente locos: “Se ha ganado la vida ocioso”, decimos, “no he hecho nada hoy”. ¿Cómo? ¿Es que no habéis vivido? Esa es no solo la fundamental, sino la más ilustre de vuestras ocupaciones…Es absoluta perfección y casi divino saber gozar lentamente del propio ser. Buscamos otras cualidades por no saber gozar lealmente del propio ser. Buscamos otras cualidades por no saber usar las nuestras y nos salimos de nosotros mismo por no saber estar dentro. Y en vano nos encaramamos sobre unos zancos, pues hasta con zancos hemos de andar con nuestras propias piernas. Y en el trono más elevado del mundo seguiremos estando sentados sobre nuestras posaderas.

Creo que es muy apropiada para los tiempos que ahora mismo estamos viviendo. Aquí lo dejo por hoy. Otro día transcribiré alguna frase más de Van Doren o citada por él. D.E.P.






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