EXTINCIÓN DINOSAURIOS Y BASALTOS DEL DECÁN


Un poco de reflexión científica y divulgación. Que aproveche.


DATOS
Origen dinosaurios 270-240 Ma. Desaparecieron hace 66±1 Ma. Extinción masiva (75% de las especies) límite K-T
Basaltos del Decán 68-64 Ma. 500.000 km2
Basaltos de Siberia 250-215 Ma. 2.500.000 km2
Meteorito Yucatán 10 km diámetro 66.043±0.011 Ma. Impacto equivalente a varios millones de bombas atómicas.
Cráter Chicxulub 200 km diámetro.


REFLEXIONES

Estos días están apareciendo en la prensa noticias que relacionan la extinción de los dinosaurios (y de un 75% de las especies continentales terrestres) hace unos 66 millones de años, no solo con el impacto del meteorito de la península de Yucatán en esa fecha, sino también con las erupciones masivas que crearon la meseta basáltica del Decán (en el norte de la India), datadas en una era similar (entre 68 y 64 millones de años).  Evidentemente la expulsión de los gases generados por las enormes erupciones que dieron lugar a esa meseta a lo largo de unos pocos millones de años tuvo que influir inevitablemente en el clima, no en vano la extensión total actual de la meseta del Decán es de medio millón de kilómetros cuadrados (similar a toda España), con un espesor de basaltos de unos 2 kilómetros, lo que supuso un volumen total de lava de aproximadamente un millón de kilómetros cúbicos de material sólido, aunque se estima que su extensión original puedo alcanzar 1,5 millones de kilómetros cuadrados.

Para hacernos una idea aproximada de la emisión media de gases, Anderson (1975) estimó que, de los gases principales emitidos por los volcanes, un 35% en peso sería agua, un 25% anhídrido carbónico y un 40% de gases sulfurosos varios, incluyendo además cantidades mucho menores de otros gases de flúor, nitrógeno, etc. En 2013 Burton y otros autores estimaron que solamente la cantidad de CO2 emitida por los volcanes en un año sería entorno a los 300 millones de toneladas.  Dado que los gases volcánicos suponen el mayor porcentaje del volumen del total de las emisiones, es fácil hacerse una idea de los billones de toneladas de gases emitidos durante los pocos millones de años en los que se formó la meseta del Decán y el cambio en las condiciones climáticas que necesariamente se produjo.

Sin embargo hay que tener en cuenta que ese cambio climático fue “relativamente” lento, lo que, sin lugar a dudas, ayudó a que algunas de las especies pudiesen adaptarse poco a poco a las nuevas condiciones y favoreció su supervivencia. El impacto del meteorito de unos 10 kilómetros de diámetro, dio lugar un enorme cráter de 200 kilómetros de diámetro (cráter de Chicxulub) y la energía desprendida en el impacto fue equivalente a muchos millones de bombas atómicas, mucho mayor que todo el arsenal atómico mundial actual, lanzando partículas hasta niveles muy altos de la atmósfera. Solo a modo de ejemplo comparativo, los efectos de la bomba atómica de Hiroshima llegaron a unos 10 kilómetros de altura, mientras que la explosión del volcán Tambora en 1815 lanzó cenizas hasta una altura de unos 40 kilómetros y las del Krakatoa en 1883 alcanzaron los 80 kilómetros, con una potencia equivalente a un millón de bombas similares a la de Hiroshima. Las cenizas de Tambora permanecieron varios años en la atmósfera, dando lugar, sobre todo en el hemisferio norte, a un descenso de la temperatura que pudo llegar a unos 2,5ºC y a lo que se llamó el año sin verano de 1816.

Estos hechos puntuales son los que pueden ayudarnos a entender lo que significó el impacto del meteorito, ayudando a que el cambio climático originado por los volcanes (probablemente aumento lento de temperaturas debido a los gases efecto invernadero) diese un brusco giro, un enfriamiento repentino por el oscurecimiento solar y a la devastación producida por efectos secundarios como maremotos, terremotos, vientos huracanados, incendios a nivel del globo y depósitos de los enormes volúmenes de cenizas proyectados por el impacto. Otro ejemplo, solo las cenizas del Tambora cubrieron una extensión de unos dos millones y medio de kilómetros cuadrados y en un círculo de unos 600 kilómetros de diámetro se hizo noche en pleno día.

Insisto, ésos son solo ejemplos puntuales. Es fácil imaginar la repercusión que pudieron tener esas enormes erupciones volcánicas.  Pero hay algún dato más a tener en cuenta: la existencia de otro enorme cráter (cráter Shiva de 450 a 600 kilómetros de diámetro, en la costa oeste de la India) “coetáneo” con el de Chicxulub y con los basaltos de meseta del Decán,  así como otros impactos de menor tamaño, pero importantes, ocurridos en ese entorno de hace 65 millones de años. No es por tanto descartable que la suma de todos estos sucesos diesen lugar a la extinción masiva ocurrida en ese límite Cretácico-Terciario (o Cretácico-Paleógeno). De hecho, después de la fina capa de sedimentos que marcan ese límite no se han encontrado fósiles de dinosaurios ni de otras muchas especies extintas a la vez. En Geología, existen desde hace ya bastantes años hipótesis que explican esa extinción masiva de especies como debida a las múltiples causas “coincidentes” en el tiempo.

Recientemente también se han invocado las erupciones fisurales que dieron lugar a gran meseta de basaltos volcánicos continentales de Siberia (2,5 millones de kilómetros cuadrados -cinco veces España-, con un espesor de 3500 metros, formada hace unos 250 millones de años) como la causa de la gran extinción pérmico-triásica, en la que desaparecieron entre el 70 y el 95% de todas las especies existentes en el planeta. Otra vez las condiciones climáticas extremas provocadas por los enormes volúmenes de gases, sobre todo CO2 (con el sobrecalentamiento subsiguiente) y gases sulfurosos que provocarían grandes tormentas de lluvias ácidas. Sin embargo, la vida salió adelante una vez más.

No he podido leer el artículo original sobre la datación de los basaltos del Decán y su coincidencia con el límite K-T y la extinción de los dinosaurios, pero tengo una duda razonable: la precisión de la datación que cita la prensa, con solo unas pocas decenas de miles de años de error, me parece excesiva; lo he comentado con algún colega geólogo y coincidimos en que ese nivel de error es bajísimo, pero en fin, cuando pueda (si puedo) le daré un vistazo al artículo original.




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