PETROS MARKARIS

UNIVERSIDAD PARA ASESINOS

            Ayer ejecutamos a Aristotelis Arjontidis por alta traición. Igual que a Kléarjos Rapsanis, Arjontidis traicionó el sagrado cometido del Maestro. Sacrificó a sus alumnos y les privó de sus conocimientos para entrar en política y ser secretario de Estado. Ni siquiera ministro. SECRETARIO DE ESTADO. Queremos enviar un mensaje a todos los miembros del profesorado que abandona los centros de enseñanza superior y a sus alumnos a su suerte por un sillón de ministro o de secretario de Estado. Que ninguno de ellos se sienta seguro. Nuestra ira, nacida de su ingratitud, superará todos los obstáculos.

Lectura veraniega. De momento mi última lectura de Petros Markaris. Me cansé de los tomates rellenos de Adelina, de las cenas familiares, de los recorridos por Atenas nombrando calle tras calle, de los permanentes atascos que las pueblan, del café a la griega y el bollo matutino, de las consultas al diccionario del significado de palabras más o menos intrascendentes, de eso que no recuerdas pero que oíste, de la lucecita que, de repente, se enciende tras un comentario casual. Lo siento Petros, necesito una pausa, un descanso, no sé cómo de largo, pero hoy te dejo en la retaguardia sin rencor ni remordimiento, por supuesto que sin arrepentimiento, pero tampoco recordaré muchos buenos ratos, con la salvedad, eso sí, de los primeros momentos y del refresco mental que supone refrescar el paladar después de otras comidas más especiadas, más densas, más sabrosas.

No ha influido en mi decisión una leve sensación de amenaza tras la lectura y digestión de este libro. Pero me dio por pensar en mi retiro de la Universidad y en que terrores no pasaría si a algún grupo de justicieros equivocados les diese por acciones similares, no solo con los que se pasan a la política, sino con los que, simplemente, pasan a diferente vida.

A pesar de todo, mil gracias, encantado de conocerte y te recomendaré a cualquiera que no te haya degustado (eso si, como un entrante fugaz liviano). Salud.