ENSAYO PASTORIL HIPERGLUCÉMICO

 ENSAYO PASTORIL HIPERGLUCÉMICO

 
Después de leer, no os diré qué género, pero os lo podréis suponer, me dio por hacer el ejercicio que a continuación os someto a consideración.

 

            Blando descenso silente de níveos algodones, preludio y promesa de vergeles infinitos, de plenitud de espigas ahítas de granos bailando al albur del viento, pintando de oro los estivales campos de castilla, granos que finamente molturados se tornarán en purísima albura, homenaje postrero a su nacimiento desde las nubes grises de los cielos invernales, desde el secarral de los suelos otoñales, hijos de los hijos de los hijos de la ancestral semilla primigenia, salvaje, que unos ojos curiosos dieron en procesar y en confiar en su perpetuación al infinito, para dar alimento básico a tantas generaciones de hambrientas bocas, tras la transformación de la pulverulenta blancura, mezclada con cristalinas aguas y horneada en flamígeras oscuridades, en doradas hogazas de pan.

           


    Nieves que cubren con manto blanco las áridas tierras apenas aptas para dar sustento a las vides, tierras ácidas, pizarrosas, colmadas de lascas fracturadas de la endeble roca; vides que en las postrimerías de la canícula trocarán la primigenia nieve y la áspera piedra en el agraz verdor de las uvas, tiernos pámpanos obligados por los últimos rayos de los soles veraniegos y los primeros otoñales a devenir en henchidos racimos que, aplastados para nuestro bien, parirán dulcísimo bebedizo, padre del líquido néctar de los dioses tras descansar, quieto y callado, en la oscuridad y frescura de profundas bodegas, oquedades de la madre tierra, donde se consumará tamaño milagro: el nacimiento del vino.



            En fin, como ya sabéis, con pan y vino se anda el camino. Y aquí estamos. Salud.

 

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