Dos ocurrencias
Hoy me atrevo a meter aquí un par de textos
correspondientes a mis deberes del taller de escritura al que asisto. La verdad
es que sumergido como estoy en la lectura de un libro de relatos de J.L.
Borges, mis torpes textos me parecen bastante insulsos, pero, claro, no osaré
jamás, en modo alguno, compararme al fantástico Jorge Luis.
“LOS
LÍMITES DE MI LENGUAJE SIGNIFICAN LOS LÍMITES DE MI MUNDO” LUDWIG WITTGENSTEIN.
Intro
¿Mi lenguaje tiene límites? ¿Mi mundo tiene límites? ¿Coinciden?
No lo sé. Hay lugares ignotos, palabras por conocer que crean mundos por
descubrir. Días de luz seguidos de otros en los que el sol apenas sale de entre
las nubes, dejando sombras espesas, tinieblas impenetrables en las que no
existen palabras y el mundo es tan pequeñito que casi ni se siente. Lenguajes
difusos en los que pululan palabras de ignoto significado, palabras que jamás
conoceremos pero que presentimos, difuminando las fronteras de los mundos donde
habitan, palabras que creemos vislumbrar dibujando universos inconsistentes de
lenguajes extraños.
Luego están las palabras familiares, las que acotan
nuestro lenguaje, las nuestras, las que siempre están iluminadas por el sol. Con
las que vivimos, las que usamos y nos dibujan el mundo conocido, pero que no deben
impedirnos saber que más allá de él todavía hay más, que están todos los mundos
que nunca veremos, todas las palabras que jamás conoceremos, todos los
lenguajes que no podremos usar.
Luz
Sabéis
ese día en que, aun oscurecido, te despiertas y, casi sin darte cuenta, estás
en píe, levantado, mirando por la ventana, con los ojos como platos, y viendo titilar
miles de estrellas, todo el esplendor de la Vía Láctea, el cinturón de Orión,
la maravilla de todo un universo sin límites.
Luego,
todavía perplejo, vuelves a la cama y coges el libro que está sobre la mesilla
de noche. Lo abres y las palabras, las frases, llegan a tu cerebro casi antes
de que tus ojos las hayan procesado. Y ya sabes que, unas horas más tarde,
cuando llegue la hora de clase, no tendrás ningún problema en comunicarte con
tus estudiantes, que el lenguaje tampoco tendrá, ese día, límites.
Tinieblas
El
despertador casi se quedó afónico antes de cumplir con su trabajo y rescatarme
de la sima nocturna. El cerebro espeso, hinchado, como si no pudiese encajar
holgado en la caja craneal. Como si el lavado nocturno de la mente hubiese
encogido las costuras exteriores y se hubiesen estrechado los límites del
mundo.
Ni el
agua fría ni el café caliente consiguieron apenas sacarme del sopor semiinconsciente.
Cogí un libro y parecía que estuviese escrito en otro idioma. Cada frase tenía
que leerla dos veces para encontrarle un mínimo de sentido, para casi descifrar
su significado. Iba a ser un día duro. Tenía por delante un par de horas de
clase y, aun tan temprano, sabía que iban a ser un auténtico desastre, que,
aquel día, los límites de mi lenguaje estarían muy por debajo del ya de por sí
bajo nivel de comprensión de mis estudiantes. Mala suerte chatos.
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REDEFINICIONES
Y AJUSTES
No es
una justificación, pero supongo que sí tendrá un algo de eximente. Es muy
difícil tratar de cambiar algunas de las características con las que nacemos o
de las que, si no nacemos con ellas, se nos desarrollan desde edad temprana. En
todo caso, la sabiduría popular dice que “el que nace lechón muere cochino”,
así que puede que no merezca la pena emplear muchos esfuerzos en modificar lo
nativo, ya sabéis: “lo que natura no da, Salamanca no presta”, que decía
Unamuno.
¿Qué a
qué viene esto? Pues a los deberes encomendados sobre el redefinir o dar otra
interpretación a según qué palabras. Yo, no sabiendo por dónde empezar, me dio
por volver a leer el texto distribuido en la sesión anterior del taller de
escritura y, algo pejigueras como soy, fui desmenuzando las afirmaciones que
allí se vierten y repensándolas. Lo que menos me gustó, ya desde el principio,
fueron las generalizaciones, así que pensé en puntualizarlas. Mejor lo
transcribo y así, sobre el original, voy metiendo mis morcillas.
La ONU acaba de finalizar la encuesta más
grande e importante de su historia. La pregunta fue: “Por favor, diga
honradamente qué opina de la escasez de alimentos en el resto del mundo”.
Los resultados no han podido ser más
desalentadores. La encuesta ha sido un total fracaso, porque:
Los europeos no entendieron
qué significaba “escasez”. Bueno, bueno, eso será algunos europeos; creo
que pudiera referirse sólo a los más cínicos y a los ocupados contempladores a
tiempo completo de su ombligo, aunque ambos grupos, justo es reconocerlo,
pueden estar constituidos por un gran número de personas, incluso una cierta cantidad
significativa.
Los africanos no sabían qué
eran “alimentos” Aquí sí que la frase tiene más visos de
certeza, aunque hay que exceptuar a una ingente cantidad de aborígenes de
África constituida por toda una pléyade de jefecillos, reyezuelos, autócratas, dictadores
y sus camarillas y entornos, con sus ejércitos/bandoleros a sueldo,
funcionarios corruptos, etc., etc.
Los israelíes no entendieron
qué quería decir “por favor” En los días en que esto
escribo (semanas del 30 de octubre y del 6 de noviembre de 2023) casi cualquier
cosa que diga puede ser malinterpretada, así que trataré de ser claro. Los judíos
han sido perseguidos por fanáticos religiosos y racistas por casi todo el mundo,
desde hace al menos 2000 años. Han sido humillados, despojados, expulsados y
masacrados. Estoy convencido que han pedido “por favor” millones de veces que
los dejen vivir en paz. Los judíos israelíes están ahora, y desde hace más de
50 años, humillando, despojando, expulsando y masacrando al pueblo palestino. Ya
va siendo hora de que, por favor, convivan todos en paz.
Los estadounidenses
preguntaban qué significaba “el resto del mundo” Otra
vez las malditas generalizaciones. Esta es muy injusta. Algunos estadounidenses
sí que creen en la evolución de las especies, llegan a admitir que Eva no salió
de una costilla de Adán, saben que la Tierra es más o menos esférica y que no
se creó en 7 días, pueden situar en un mapamundi su país y alguna de sus
principales ciudades, llegan a deletrear palabras formadas por más de cinco
letras e incluso escribirlas y leerlas en un texto simple. ¿Qué culpa tiene
esos pocos de que el resto sean unos zotes?
Chinos, cubanos y países
árabes pedían que les explicaran qué significa “opina” Aquí a
los autores del texto se les quedó corta la lista. Dejando eso de lado, en
muchos lugares del mundo el significado de la palabra “opina” sólo implica la
aceptación irreflexiva de ocurrencias, dogmas, caprichos, doctrinas y discursos
del iluminado de turno. En el resto de los países…casi también.
Y en los parlamentos español,
argentino, colombiano, chileno, boliviano, peruano, brasileño y venezolano, se
sigue debatiendo qué es eso de “honradamente” Si en
la afirmación anterior la lista era corta, ésta, además de estar claramente
afectada de un tufazo racista anglosajón, es cortísima; faltan por citar el resto
de parlamentos de los países que los tienen, así como a los políticos y
administradores de los países que carecen de esa institución.
Y
hasta ahí puedo leer.
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