RARO SUCESO

 

RARO SUCESO

            Yo tenía una huerta en Olivares. Durante varios años, una vez pasados los rigores invernales, preparaba un pedazo para sembrar unos ajos y plantar, entre otras cosas, unos manojos de cebollín. Solían ser unos doscientos dientes de ajo y una cantidad similar de planta de cebolla. Cavaba la tierra con el palote después de haberla abonado con el cucho, básicamente estiércol de vaca, que amablemente me regalaban unos vecinos que tenían cuadra de esos animales.

Una vez paloteada la tierra y después de pasados unos días, la desterronaba y hacía unos riegos en condiciones. Los ajos en la parte de arriba de lo trabajado y el cebollín abajo y todos los años recogía, meses después, una razonable cosecha de ajos y cebollas, mayor o menor según vinieran primavera y verano.

Y eso ocurría casi todos los años. Excepto uno. Pasó algo muy extraño. El clima fue normal en cuanto a temperatura y lluvias, pero los ajos no brotaban y el cebollino cada día estaba más pequeño, tal parecía que se estaba enterrando hasta que, al cabo de unos cuantos días desapareció por completo. Y los ajos seguían sin aparecer. Algo muy raro estaba pasando. Pero raro de verdad.

Aunque, para raro raro, fue lo que ocurrió al cabo de unas pocas semanas. En los riegos de los ajos empezaron a aparecer unas protuberancias blanquecinas. Lo mismo pasó en la zona de las cebollas. Transcurrían los días y las protuberancias iban engordando y adquiriendo una forma esferoidal. Nadie tenía idea de que podía ser aquel fenómeno, pero, aunque sorprendido, decidí dejar que aquello continuara para ver en qué terminaba.

Cuando llegó el tiempo de la cosecha recogí casi doscientas hermosas cebollas y no menos de ciento cincuenta cabezas de ajos, pues en eso se habían convertido aquellas primeras apariciones bulbosas.

Me devanaba los sesos pensando en el extrañísimo fenómeno, hasta que un día, repasando unas fechas anteriores en el calendario, descubrí la causa de aquel extraño suceso: había sembrado y plantado en cuarto menguante, cuando todo el mundo sabe que esas labores han de realizarse en creciente y por eso las plantas crecieron al revés.

JA

Comentarios

Entradas populares de este blog

LA ESCUELA

HENNING MANKELL Y OTROS

INDEPENDENCIA. JAVIER CERCAS