GRAN HERMANO
GRAN
HERMANO
El otro día leí en la prensa que a un científico francés
que llegó a los Estados Unidos de Norteamérica para asistir a una conferencia
científica, lo habían retenido en la aduana de entrada, le habían requisado su
teléfono móvil y su ordenador (o tablet, igual da) y, tras abrir sus contenidos
y comprobar que en diversas charlas con colegas y amigos había criticado a
Donald Trump y a su gobierno, so pena de acusarlo de terrorismo, no de dejaron
entrar y lo expulsaron del país.
El fascismo reinante en la nueva etapa de ese descerebrado
bebé matón y déspota y su equipo de autócratas que ahora gobiernan ese país,
lleva el mismo camino que la Alemania nazi de la primera mitad del siglo pasado.
Pero, siendo grave el hecho antes narrado, queda todavía un horror más. Unas preguntas
que, después de proponérnoslas, tiene una respuesta obvia.
·
¿Por qué le pidieron el teléfono a esa persona
en particular?
·
¿Cómo sabían qué tipo de información perniciosa
podían encontrar?
No hay
que darle muchas vueltas. La escucha por parte de las agencias de inteligencia
de “personas de interés”, porque algún algoritmo haya detectado en la red determinadas
palabras, frases críticas o cualquier expresión sospechosa, hace que entremos
en la lista de “enemigos o sospechosos de serlo”.
Hoy,
que todos usamos sin restricciones, más o menos, redes sociales, correos
electrónicos, nubes y demás, para comunicarnos con nuestros amigos, colegas o
conocidos, debemos, más que nunca, ser conscientes de que el gran hermano nos
vigila. Eso no quiere decir que nos autocensuremos, hasta ahí podíamos llegar,
pero sí saber lo que ocurre.
Salud.
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