CALLES DE FILADELFIA
CALLES DE FILADELFIA.
Película.
Tom Hanks, Antonio Banderas, Denzel Washington, Jason Robards y Joanne
Woodward.
Streets
of Philadelphia. Bruce Springsteen.
La
mamma morta. Maria Callas
¿Have
you ever seen the rain? John Fogerty
Streets
of Philadelphia. Bruce
Springsteen.
(Extracto
de la letra de la canción)
Estaba herido y maltratado y no pude decir lo
que sentí
Vi mi reflejo en una ventana y no reconocí mi
propia cara
Oh hermano ¿Me dejarás consumiéndome
En las calles de Filadelfia?
Escuche voces de amigos desvanecidos e idos
Somos solo tú y yo, amigo mío
Así que, recíbeme hermano con un beso sin fe
¿Nos dejaremos solos los unos a los otros así
En las calles de Filadelfia?
Hay ocasiones en las que el vello se
eriza y la piel parece helarse, como separándose de la carne que la subyace.
Ese frío va penetrando lentamente hacia los huesos y todo el cuerpo entra en
una especie de éxtasis, de abandono, en el que los órganos parecen encogerse,
haciéndose cada vez más pequeños, la garganta se endurece y se cierra formando
un nudo por el que no puede pasar la saliva, ni siquiera el aire; los ojos
empiezan a picar y se vuelven acuosos, difuminando las imágenes, haciendo que
los perfiles se borren, que los objetos, las personas, se vayan perdiendo en un
enfoque cada vez más lejano, hasta que, por fin, brotan las lágrimas y resbalan
frescas sobre las mejillas, haciendo que uno vuelva a la realidad, para
experimentar esos momentos de goce infinito, ese éxtasis, deseando que no
termine nunca, que se prolongue hasta el infinito y, por fin, morir en él.
Bueno, tanto como morir no, pero si algún día
he de morir, me gustaría que fuese viendo esa película y escuchando las tres canciones
que he seleccionado. Primero a los Creedence Clearwater Revival, después al
Boss y, por último, hundirme en arias de María Callas.
Esos son los sentimientos que
despertaron en mí la visión de esa terrible y tristísima película, con su fin
predecible, con, otra vez, David venciendo a Goliat y el Cid ganado una batalla
en a las puertas de la muerte. Escuchar su excelente banda sonora, esas
canciones que todavía resuenan, de vez en cuando, en mi cabeza. Si creyese en
los pecados, el más mortal de todos ellos sería no haber disfrutado nunca de
tamañas obras de arte.
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