BLACK STORY

Lo primero que vi de ella fueron sus piernas. No porque mirase hacia abajo. Miraba al frente, pero era de todo punto imposible no fijarse en ellas. Largas. Esbeltas. Torneadas. Incluso quizá excesivas. Enfundadas en unas medias negras de cristal, con una costura que le recorría desde el tobillo hasta profundidades ocultas por la ajustada falda. Piernas que le llegaban hasta el suelo. Rematadas en unos zapatos negros. Mates. De finísima piel y finísimos tacones. Por encima de su falda, el resto del cuerpo no desmerecía. El talle breve. Los pechos justos. A la altura exacta. A la distancia precisa. Si uno se hubiese olvidado de las piernas (imposible por otra parte) sus brazos y su cuello darían para otro éxtasis visual. Para otra venus escultórica. Después de todo eso, su rostro, su pelo. ¿Recordáis a Ava Gardner? ¿Esa especie de belleza salvaje? ¿Esa promesa de lujuria infinita? Pues todo eso enfundado para reg...