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FRÌO

  FRÌO             Una casona antigua en un paisaje yermo, vacío, un páramo en el que los vientos, viniesen de donde viniesen, chocaban como queriendo arrancarlo de la llanura sobre la que se aposentaba. La reserva me la habían hecho desde la oficina. Les pedí un lugar tranquilo, lejos de los ruidos de la ciudad, pero cerca de ella. Acertaron de pleno. En coche apenas se tardaban 15 minutos por una carretera recta como la afilada hoja de una navaja de afeitar. Tranquilidad absoluta, excepto por el suave gemir de las hojas de los chopos que abrazaban la que, otrora, hubo de ser casa solariega o pabellón de caza de algún gentilhombre de la ciudad cercana. La luna sacaba vacilantes sombras de las atormentadas ramas de los chopos que, como dedos sarmentosos, señalaban las matas de romero, escobas y cardos de aquel desolado lugar.             Dadas las fechas, el otoño agoni...

CALLES DE FILADELFIA

  CALLES DE FILADELFIA. Película. Tom Hanks, Antonio Banderas, Denzel Washington, Jason Robards y Joanne Woodward. La mamma morta. Maria Callas ¿Have you ever seen the rain? John Fogerty Streets of Philadelphia. Bruce Springsteen. (Extracto de la letra de la canción) Estaba herido y maltratado y no pude decir lo que sentí Vi mi reflejo en una ventana y no reconocí mi propia cara Oh hermano ¿Me dejarás consumiéndome En las calles de Filadelfia? Escuche voces de amigos desvanecidas e idos Somos solo tú y yo, amigo mío Así que, recíbeme hermano con un beso sin fe ¿Nos dejaremos solos los unos a los otros así En las calles de Filadelfia?               Hay ocasiones en las que el vello se eriza y la piel parece helarse, como separándose de la carne que la subyace. Ese frío va penetrando lentamente hacia los huesos y todo el cuerpo entra en una especie de éxtasis, de abandono, en el que los órgano...

BARCIDOZA

  BARCIDOZA             Desde el Tibidabo, la calle se desliza por la ladera serpenteando, indecisa, dando bruscos quiebros para evitar las casas que, anárquicas, se sitúan acá y acullá. Desde arriba, la ciudad se extiende callada a estas horas de la mañana, apenas iluminados algunos tejados por la fría luz del amanecer y otros aún escondidos entre las sombras que las torres más altas proyectan. Había dormido a la altura de la perrera, bien pertrechado por una robusta caja de cartón procedente de un basurero pirata próximo; la de un frigorífico, americano a mi escaso entender, que dispuse sobre los desmembrados restos de otras de menor porte, me sirvió de más que adecuado habitáculo. ¿Qué hacía yo allí? Pues el siempre tan amable comisario Mendozano, después de tratarme de piltrafilla humana y darme dos pescozones, me había sugerido, tras dos buenas patadas en salva sea la parte (que no habría envidiado ni el más potente pe...

UN MAL DÍA

  UN MAL DÍA             ¿Sabéis es sensación de que, apenas despierto, vas a tener un mal día? Bueno, pues así me levanté yo hoy. Apenas abrí los ojos me entró como una corriente eléctrica que recorrió el cuerpo de abajo a arriba. Exacto, de abajo a arriba, no al revés, por eso lo supe.   Miré a mi izquierda y estaba el armario de siempre; arriba el techo y la lámpara arácnida que nos vigila desde lo alto; a la derecha la ventana, por la que se vislumbraba un día de sol espléndido. Puf, mal asunto. ¿por qué hace un día así en pleno agosto? Otra mala señal.             Me incorporé a duras penas, me destapé, me giré y puse los pies en el suelo. Aquí se produjo la confirmación inequívoca de que nada saldría bien. ¡Posé primero el pie derecho! Ya, ya sé que lo que dicen que trae mal fario es levantarse con el pie izquierdo, pero es que yo siempre me levanto posando p...

OCURRENCIAS DESVELADAS

  OCURRENCIAS DESVELADAS             Antes dormía toda la noche de un tirón. Sueño ligero, eso sí, cualquier cosa podía despertarme, pero enseguida volvía a retomar el camino al reino de Morfeo. Ahora, más añoso, sigo con el asunto de la ligereza durmiente, pero si despierto no me es tan fácil volver a conciliar el sueño. Así, en ese estado de semiinconsciencia, en el que, al menos yo, dejo que vuelen las ideas y las ocurrencias libremente, a su antojo, lo que, en ocasiones, conduce a un aumento del desvelo con pensamientos inquietantes.             ¿Qué había antes del bigbang? Este ha sido uno de los últimos quehaceres cerebrales. Como científico creo en las teorías demostrables (aunque puedan ser incomprensibles para mí). Incluso algunas conjeturas razonables pueden llegar a parecerme sensatas y creíbles, pero lo de la fe ciega en algo no demostrado no tiene cabida e...

ALUCINANTE DÍA VERANIEGO

  UN ALUCINANTE DÍA DE VERANO Hola:             En tu escrito del otro día me pedías que te contara un verano especial, “alucinante, descacharrante” según tus propias palabras y añadías que debía ocurrirles a unos personajes “anodinos y adocenados” (sic) que se espabilan y descubren la vida, o algo así. Mal asunto. A pesar de que sí he conocido personajes como los que tu indicas, nunca he tenido la experiencia de un verano como el que sugieres, o no del todo.             No sé quién dijo eso de que la inspiración te pille trabajando, así que me he puesto a teclear sin saber por qué derroteros va a proseguir esto. Cosas de la vida. Veranos buenos si he tenido, malos también y la mayoría, ni fú ni fá. Y eso de descubrir que soy un soso y que de repente me espabilo (aunque sea toda una propuesta para dar rienda suelta a la imaginación) parece que no me motiva mucho. ...

CRÓNICA DE TARIK IBN MUZA (CAPÍTULO 2)

  CRÓNICA DE TARIK IBN MUZA CAPÍTULO DOS Tarik y su ahora muy menguada compañía había decidido, después de la terrible matanza de sus criados y dos de sus guerreros a manos de la tribu de caníbales, poner fin a su viaje y volver a casa. Estimando que el camino más corto sería girar hacia el este para llegar al mar y, desde allí, conseguir que algún navío les devolviera a su tierra. Llegaron a una inmensa llanura en la que pastaban incontables rebaños de ñues, antílopes y cebras. Suponiendo ellos que aquellos habrían de ser los territorios de caza de donde se proveían los salvajes de quienes habían escapado, aligeraron el paso, sólo deteniéndose para cazar alguna de las muchas reses que por allí pululaban y así proveerse de carne para su sustento. Tal como aprendieron de los caníbales, deshuesaban las piezas y envolvían la carne en las pieles, aligerando de ese modo la carga. Por las noches untaban sus rostros y sus manos con barro, temerosos de que los djin de la oscuridad pu...