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Paparruchas y memeces

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Un querido amigo (JA) me reenvía por WhatsApp un mensaje que a él le había llegado. Aclaro que ambos somos geólogos y, por ello, empezamos a sacarle punta al cúmulo de desafueros que la “soldada” vomita en su mensaje. Primero leedlo por favor (un par de veces si fuera preciso); después van algunos de los hilos que entre ambos hemos ido sacando de esa madeja. Constituyen un auténtico cambio de paradigma en la interpretación del planeta y su dinámica geológica. A partir de eso empezamos nosotros a desbarrar.           JA: Si la Tierra es plana y está limitada por paredes de hielo que serían los bordes de la sartén ¿Cómo es que el calor de las almas en combustión no derrite las paredes de la sartén? Él mismo se respondió : se derriten y es lo que está haciendo subir el nivel del mar. YO: Ese calor hace que las rocas se derritan y surgen   los volcanes. JA: De lo que se deduce que lo de la tectónica de placas era un bluf, además los granitos serían el residuo

MANUEL VILAS

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            Maldito seas Manuel Vilas por haber escrito un libro como Ordesa . Me costó acabarlo porque no quería acabarlo, a pesar de todas las coces que le iba pegando a mi cabeza, a pesar de todos esos párrafos que me obligaron a releerlos y pensar y repensar lo que provocaban y las cosas que me volvían a la memoria desde las telas de araña del tiempo. A pesar de hacerme ver todas las cosas que no hice y que podría (debería) haber hecho, imposibles de rectificar ahora. A pesar de todas esas ventanas abiertas a simas que me obligaron a sentir el vértigo de nuevas formas de mirar. “ El martes 24 de marzo del año 2015, un Airbus de la compañía aérea Germanwings se estrelló en los Alpes franceses. Murieron 150 personas…¿Cómo murieron, golpeados o quemados?...Nadie habla de cómo se rompe un cuerpo de un chico de catorce años arrojado contra la chapa y el fuego y el plástico y el hierro de un Airbus a novecientos kilómetros por hora. ¿Cómo es? ¿Arden los órganos internos, que

FUNDACIÓN UNIVERSIDAD OVIEDO

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     En 2008, con motivo de su 400 aniversario, la Universidad de Oviedo convocó un concurso de microrrelatos sobre tal efemérides. Revolviendo entre viejos archivos encontré hoy un par de escritos que yo había preparado para tal evento. El primero, más extenso, es el original que escribí cuando me enteré de que se preparaba la convocatoria. El segundo, edición corregida y superabreviada, lo fue para ajustarme a las normas que, creo recordar, pedían un máximo de 200 caracteres. Evidentemente el gasto de tiempo fue muchísimo mayor en el segundo. No en vano Mark Twain sentenció: " Te escribo una carta larga porque no he tenido tiempo de escribirte una corta". Espero que los disfrutéis. VALDÉS SALAS Todavía siento el frío en mis viejos huesos;  este hermoso sol de mayo ya no es capaz de sacarme el rigor de estos inviernos madrileños y barrunto que poco me queda para rendir cuentas ante quien de verdad hay que rendirlas. ¿Cuántos son ya,  83?, demasiados para lo

HUELGA DE ENFERMOS Y PERSONAL HOSPITALARIOS

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Tras duras conversaciones entre la coordinadora de enfermos hospitalarios y la gerencia del ministerio de sanidad sobre las condiciones de hospitalización y la dureza de algunas de las pruebas a los que los pacientes son sometidos, se han roto las negociaciones. El desencadenante ha sido no llegar a un acuerdo para mejorar la aspereza de las vendas y gasas que se aplican en las curas. Otro de los puntos conflictivos en que las posturas están bastante distanciadas es el referido al diseño de los mandilones-pijamas de obligado uso por los enfermos que, según ellos, atentan contra su dignidad   al dejar sus posaderas expuestas a la curiosidad pública cuando deambulan por el centro. Sin embargo, las maratonianas sesiones negociadoras han permitido alcanzar un consenso en algunos otros puntos conflictivos; por ejemplo, se ha logrado acordar reducir el diámetro de las sondas uretrales, así como confeccionarlas con materiales menos agresivos, acuerdo éste similar al alcanzado p

EL CONGRIO

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            Empezaré al revés que el resto de relatos de este tipo;   el congrio es un animal perfectamente comestible, cosa sabida desde tiempos, al menos para mí, inmemoriales. Comestible además en diversas preparaciones: al ajo arriero, frito, en salsa verde, a la marinera y como   ingrediente en guisos varios. Para su consumo solamente es necesario tener una precaución: sus espinas; dejando de lado su cabeza (fuente de sabores intensos para caldos y marmitas) y un pequeño trozo localizado entre ésta y la primera de las aletas dorsales, está dotado de un número enorme de finas y traicioneras espinas que hacen peligrosa su deglución, hecho que se vuelve hazaña titánica cuando el yantar avanza hacia el extremo caudal de la bestia.             Porque realmente los congrios son bestias, escurridizas, serpentiformes, voraces, dotadas de mandíbulas poderosas (mi padre siempre decía que a un congrio no se le mete un dedo en la boca ni después de cocido) que habitan en diversos

SOLO

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           Hace un par de meses nuestro profe de literatura nos animó a participar en un concurso de microrrelatos (el primero de su serie) de un lugar de Oviedo (en la avenida de Santander)  llamado "Corrada de la poesía". Las bases pedían un texto no superior a 10 líneas o versos a partir de un fragmento del mural. Me animé y envié el texto que esta más abajo referente a la imagen que se reproduce. Hoy me he enterado del fallo (ya se dieron los premios hace unos días) y, claro, fallé.             Solo, sumido en pensamientos que van y vienen, como mariposas rojas, como peces voladores impregnados de la cárdena luz del atardecer. Así desde que ella me dejó, desde que me mostró su espalda, desde aquel aciago día que se dio cuenta de que yo no le aportaba nada; peor aún, la ninguneaba como persona, solo presumía de su melena color de fuego y de sus formas gráciles, de su exterior, despreciando la cascada de maravillosas ideas que de ella surgían con fuerza arrolla

PRIMEROS PRINCIPIOS

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Ah, el deseo. Encerrado tantos años entre los pliegues oscuros del cerebro. Enganchado a las pequeñas células grises. Gritando silente por salir, como las patadas de un feto inquieto, o tranquilo, dormido, como una presencia ausente, pero siempre ahí. Deseo frenado por muchos temores, pero, sobre todo, por la falta de tema, por la falta de concreción, por el horror de empezar y no saber cómo seguir o, peor aún, por quedar seco y rellenar con disgresiones vacuas páginas y páginas. Miedo a enfrentarse a la página, catódica o arbórea, inmaculada, y llenarla de un ejército de hileras de hormigas vacilantes, perdido el instinto del regreso a su hogar escavado en el suelo y avanzando sin rumbo a no se sabe qué final. Cuando por fin se escribe la primera letra, la primera palabra, la primera frase, se termina el primer párrafo y se piensa que ya empieza a fluir fácil, no, no es así: aumentan los temores y los temblores: ¿es un comienzo adecuado?, ¿estará bien?, ¿cómo segui