Verity Bargate y Julio Llamazares

“ En cierta medida, los hospitales son el peor lugar del mundo para aceptar una cosa como lo que te ha pasado…A veces pienso que las cosas tendrían que ser al revés: las operaciones os las tendrían que hacer en casa y os tendrían que traer aquí después, cuando pudierais veros las cicatrices y todo empezara a ser real ”. Este pensamiento, que trata de ser consolador, lo dice la enfermera a una paciente a la que acaban de practicar una mastectomía. Con la misma moneda e s el segundo de los libros de Verity Bargate que leo (véase la entrada No mamá, no ). Tan inquietante como el primero. Ambos con una protagonista que no sé en qué medida reflejan la personalidad de la autora. En la contracubierta de la portada informan que la autora empezó a escribir al mismo tiempo que le diagnosticaron, a los 38 años, un cáncer, que temía morir a los 40 años, como su madre, y que vivía angustiada por haber nacido el 6 de agosto, el mismo día del bombardeo de Hiroshima. Murió a los 41 ...